Es Cuaresma, ha llegado el tiempo esperado por todos y del cual todos debemos participar, participar de manera individual y personal en nuestra vida cotidiana llevando el bien y mostrándolo al mundo como hijos de Dios, así lo ha hecho extensivo el Papa Francisco con estas palabras “No nos cansemos de hacer el bien”  

Es muy apropiado en este tiempo de pandemia y guerras en que, quizás, movidos por el miedo y el desaliento, nos ronda la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestras preocupaciones personales, con el peligro de caer en el individualismo y la indiferencia. Si ese es nuestro caso, la cuaresma es una llamada a no dejarnos vencer por esta tentación, a recobrar el ánimo y mirar más allá de nosotros mismos. La cuaresma es tiempo de siembra, y la siembra tiene un carácter penitencial: “Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas” 

Así damos inicio desde la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno al tiempo cuaresmal, tiempo que d.m. nos regalara reencuentros, emociones e ilusiones que desgraciadamente parecían disiparse estos años pasados pero que han vuelto sin apenas apreciarlo, por ello desde la cofradía os invitamos a vivir una cuaresma intensa, una cuaresma de reencuentro con dios y en especial una cuaresma de oración y ayuno por los más necesitados en estos momentos tan complicados para combatir las asechanzas del demonio que conducen a la violencia y al odio. Elevemos nuestra oración y ofrezcamos nuestros sacrificios para que reine la paz entre las naciones y cesen las guerras y todo tipo de violencia.

En especial se lo pedimos a Nuestro Padre Jesús Nazareno y su madre Virgen del Primer Dolor, ambos ataviados para el tiempo cuaresmal, vistiendo la imagen de Jesús la túnica lisa que visten los hermanos cada mañana de Viernes Santo, símbolo de lo que representa esta época; penitencia, pobreza y preparación para la pascua. Nuestra madre la Virgen del Primer Dolor también ataviada de hebrea ha estrenado para tal ocasión, corona y manto acorde al tiempo litúrgico, así como fajín donado por el vestidor D. Javier Tomás Cabrero Salcedo.

A ellos nos encomendamos y en ellos confiamos para que la paz triunfe sobre el mal y pongamos todo lo que este en nuestra mano durante el camino penitencial de la cuaresma sin cansarnos de sembrar el bien. 

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